Francisco Vaciero (Gijón, 1961) es de respuesta pausada pero precisa. Cirujano de los números y psicólogo de las soluciones empresariales, confiesa que la economía le divierte. El fundador y presidente del Grupo Vaciero se divide entre su sedes de Oviedo y Madrid.
-Abogado, economista, emprendedor, preside una compañía y también el Club Asturiano de Calidad. ¿De dónde saca el tiempo?
-Es cuestión de prioridades. Mi prioridad fundamental es el desarrollo de mi actividad profesional como presidente del despacho Vaciero. En segundo lugar, el tiempo que tienes que dedicarle a tu familia y a partir de ahí, actividades enfocadas hacia la sociedad y apoyar la labor de la asociación Asturias Compromiso XXI, que trata de mejorar el bienestar en Asturias trayendo lo mejor de los asturianos que están fuera.
-¿Hay mucho asturiano que rescatar?
-Hay muchísimo asturiano fuera que tendría y tiene mucho que aportar a esta región.
-¿Por qué se han ido y cómo se les convence para que vuelvan?
-Se han ido porque el mercado de trabajo en Asturias es muy reducido, la población activa en Asturias está en torno a las 380.000 personas de las que 55.000 son funcionarios. Esto significa que hay pocas oportunidades y las que se plantean no permiten carreras profesionales exitosas o grandes desarrollos profesionales. Esto hace que mucho del talento formado en Asturias no encuentre en la región su lugar para trabajar.
-¿Cómo convencerles para que regresen?
-Hay una manera directa e inmediata, que es el bienestar que hay en Asturias y su calidad de vida. Habrá oportunidades de segunda carrera para gente mayor de 50 años para atraer su talento y conocimiento a nuevos proyectos en la región, en forma de emprendedor o consultores de negocio. En el ámbito universitario y de la investigación, proveyendo de fondos y de plazas para continuar aquí con su docencia e investigación.
-El panorama no pinta muy bien: población envejecida, baja natalidad...
-Esto tiene muchos efectos tanto a corto como a largo plazo. Asturias está en una situación de suicidio demográfico. Simplificando los números, la región, en población, decrece a un ritmo de 500 personas al año y llevamos perdiendo población desde el año 2008. La tasa de fecundidad es bajísima, la media de edad para ser madre está en los 32 años. Esto se une a la tasa tan elevada de desempleo en la población joven, una población envejecida que invierte y consume menos y con un mercado de trabajo muy pequeño donde no es fácil incorporarse a edad temprana.
-¿Existe una receta para resurgir este panorama tan pesimista?
-Para que esto arranque hay dos factores fundamentales. El primero, procurar un trabajo de calidad para la gente joven y quien va a ser capaz de crearlo son las empresas. Lo segundo, es el tema de la conciliación. Hay que desarrollar medidas para que las familias, tanto el hombre como la mujer, puedan trabajar y al mismo tiempo mantener una vida familiar estable. Creo que habría que homogeneizar, para ello, los horarios profesionales con los escolares, aunque suponga que las escuelas tengan que hacer actividades extraescolares antes de la entrada a los colegios o después de la salida. Equiparar las bajas de maternidad y paternidad, para que el hombre entre en casa, no solo para que la mujer salga y dar ayudas y estímulos a todas las familias que tienen hijos y especialmente a las familias numerosas. En este sentido, nuestra comunidad autónoma ha sido bastante cicatera en cuanto a las ayudas de índole fiscal como social para la maternidad o mantenimiento de familias numerosas.
-¿Por dónde pasaría esa ayuda? Ya ha habido varias fórmulas; por ejemplo, el desaparecido 'cheque bebé' que no ayudó ni a conciliar ni a fomentar la natalidad?
-Nadie va a tener un hijo porque le concedan una deducción en el IRPF. Tener un hijo es un proyecto de vida que debe ir acompañado de una estabilidad tanto en el ámbito personal como en el económico. Las ayudas a las familias es un apoyo más y de los subsidiarios, por eso yo creo que mejorando el empleo y la conciliación se mejorará la natalidad y si a eso añadimos ayudas, pues sí que conseguiremos darle la vuelta a esta situación.
-Habla del papel de las empresas como garantes de creación de empleo. ¿Qué necesita el empresario para lograr ese objetivo?
-El empresario lo que necesita es que le dejen hacer, es decir, que haya unas condiciones en las que no se perjudique el emprendimiento y el desarrollo empresarial. Esto significa tener una tributación razonable, cosa que en esta comunidad autónoma es elevadamente cara desde el punto de vista de factura fiscal. Un ejemplo: cuando la mayoría de las regiones han estado hablando de eliminar el impuesto de sucesiones y donaciones, aquí seguimos manteniéndolo. A los empresarios hay que darles unas condiciones en las que su fiscalidad sea razonable porque no tiene sentido que si te vas a vivir a Madrid puedas ahorrarte hasta 6.000 euros en tu IRPF y que la sucesión hereditaria sea prácticamente nula, frente a unas cantidades muy importantes que vas a tributar en Asturias. Creo que para asentar tejido empresarial en la región hay que rebajar la factura fiscal, no digo no pagar impuestos sino pagarlos al mismo nivel que los pagan las economías que crecen, como es el caso de Madrid.
-Al hilo de esto, la subida del IBI a los grandes propietarios impulsada por el Ayuntamiento de Oviedo se hizo «conforme a derecho», según el Tribunal Superior de Justicia de Asturias. ¿Cómo lo ve un asesor financiero como usted?
-Desde un punto de vista empresarial, si yo tuviera que hacer una inversión inmobiliaria para un centro universitario o un centro comercial, el coste fiscal de Oviedo lo compararía con el de otras ciudades que te pueden ofrecer un retorno similar al de esta ciudad y posiblemente si esa inversión tuviera unos costes adicionales de tributación indirecta no elegiría a Oviedo. Si estamos quejándonos de que se van empresas o que faltan inversiones importantes en la región y nos ocupamos de tratar de recaudar a aquellos que pueden generar inversión estamos metiéndonos en un círculo pernicioso.
-¿Qué lectura hace del fracaso del centro comercial del Calatrava?
-Ahí falló todo (risas). Desde el punto de vista de los poderes públicos hubo un empeño en utilizar esa parcela para algo que no era necesario. Además, el edificio que se construyó fue totalmente desproporcionado, tanto en volumen como en estética respecto a la parcela que ocupa. Luego, su arquitecto, Santiago Calatrava, es tremendamente complicado y nunca se ha distinguido por el detalle en los proyectos que desarrolla. Son proyectos muy poco prácticos y muy difíciles de ejecutar. Esto significó que de la mano del Calatrava quebrara la promotora, la constructora, las subcontratas y el fracaso comercial con su cierre total, pero en esto hay que señalar que hay una saturación de centros comerciales en Asturias y especialmente en Oviedo. Me cuesta mucho sacar algo positivo de la construcción de esta infraestructura.
-¿Qué posibilidades ve usted para la fábrica de La Vega y los terrenos del viejo hospital?
-Podría ser un magnífico ecosistema de empresas relacionadas con la innovación y la tecnología que genere una colaboración público-privada. Respecto al viejo HUCA, sería un maravilloso campus de la Universidad de Oviedo prolongando el de El Cristo hacia esos terrenos. Temas administrativos, facultades, usos residenciales, sería la utilización más práctica.
Entrevista publicada en el diario El Comercio el 2 de junio de 2019.